Secretaria de Gobernación, durante el Foro Parlamentario de América Latina y el Caribe en el marco de la XVI Conferencia Sobre la Mujer

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Secretaría de Gobernación | 11 de agosto de 2025 | Discurso

Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

Señora Sima Bahous, secretaria general adjunta de Naciones Unidas y directora ejecutiva para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres; señor José Manuel Salazar, secretario ejecutivo de la Cepal.

Saludo también y agradezco la invitación a la senadora Martha Lucía Mícher Camarena, Malú, mi maestra. Y a la diputada Anais Burgos Hernández, felicidades por la organización de esta conferencia.

Muchas felicidades a todas y a todos los que participaron en esta organización.

Por supuesto a nuestra secretaria Citlalli Hernández, secretaria de las Mujeres. También a la senadora Cynthia López Castro; a nuestra compañera subsecretaria Raquel Serur.

Y a las señoras parlamentarias de México, América Latina y el Caribe y de todas las naciones que nos visitan, expertas en la defensa de los derechos de las mujeres.

En nombre del Gobierno de México les damos la más cordial bienvenida a esta reunión previa a la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Reciban todas y todos un saludo de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, primera mujer Presidenta de México en 200 años de vida republicana.

Quiero compartirles una historia a la que me refería hace algún tiempo.

Le pregunté a una mujer adulta mayor por qué permitía que su esposo la maltratara y la humillara. Me respondió: es que en ese tiempo no había derechos humanos

Y sí, durante siglos solamente éramos consideradas para parir y cuidar en silencio. No teníamos derecho a levantar la voz, no teníamos derecho a estudiar ni a trabajar fuera del hogar, ni mucho menos a tomar decisiones ni derecho a votar ni ser votadas.

No podíamos decidir con quién nos casábamos, a quién elegir de pareja. Era una época en la que la mujer tenía que pagar una dote a la familia del marido que nos imponían. Eso era lo normal.

También era natural que nos llamaran la atención, que sufriéramos humillaciones y vejaciones, porque el hombre se consideraba dueño de la mujer. Los estudios y mejores empleos solo estaban considerados para los hombres y estaba proscrito para nosotras el estudio a nivel superior.

No teníamos autonomía financiera, dependíamos del gasto que diera el varón; no había división del trabajo en el hogar, por supuesto.

Por décadas muchas mujeres valientes promovieron la libertad de las mujeres y, en el periodo reciente, luchamos desde los movimientos sociales feministas para lograr que nuestros derechos fueran reconocidos en las leyes.

Aquí veo a muchas compañeras que han empujado por el reconocimiento de los derechos de las mujeres; aquí las veo y las reconozco.

Hasta principios del siglo XX recibió su título universitario, por primera vez, una mujer. Ahí fue cuando comenzaron a abrirse las puertas para nosotras; ahora ya podemos decidir qué estudiamos, a qué nos dedicamos y hasta elegir a nuestra pareja.

Ahora la mexicana es una sociedad de derechos, de derechos para las mujeres. Las mujeres tenemos derechos políticos, apenas desde 1953, y en 2025 conmemoramos 72 años del sufragio de las mujeres.

Las mujeres en México ocupamos un lugar primordial; se escucha nuestra voz, ya no somos invisibles.

Desde el gobierno de la Cuarta Transformación se logró que el Poder Legislativo tenga paridad de género. Miren ustedes, nada más qué importante, transitamos de las cuotas de género, que el 10%, que el 15%, que el 20%, a la paridad de género.

Hoy, el Senado de la República lo conforman 65 parlamentarias y 63 parlamentarios; la Cámara de Diputados, 251 legisladoras y 249 legisladores.

Hoy, 13 de las 32 entidades federativas mexicanas son gobernadas por mujeres y vamos por más.

Ahora hay más ministras, magistradas, juezas, maestras, abogadas, doctoras, ingenieras, astronautas, científicas, secretarias de Estado.

En nuestro país, las decisiones en materia jurídica, energética, en ciencia y tecnología; medio ambiente; cultura; bienestar; combate a la corrupción; desarrollo agrario, territorial y urbano; turismo y, claro, en gobernabilidad, son tomadas por mujeres.

Por primera vez en la historia de nuestro país, una mujer ocupa la Presidencia de la República, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, y es la segunda vez que hay gabinete paritario.

¿Cómo se lograron estos avances en México? Pues, sumado a la lucha de muchas mujeres, esto no sería posible sin los cambios impulsados y la voluntad política del presidente Andrés Manuel López Obrador, y ahora con el gran empuje de una mujer valiente, valiosa, honesta, inteligente y comprometida con el pueblo y con la defensa de la soberanía nacional, nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum.

Hoy en México es la propia Presidenta quien encabeza este movimiento transformador del que ya no habrá marcha atrás; nada para atrás.

Aplicamos una política social que logró que más de 11 millones de personas salieran de la pobreza y de estas, más de la mitad son mujeres.

Y con el nuevo programa Pensión Mujeres Bienestar se da cobertura a mujeres de entre 60 y 64, con un apoyo económico universal y se impulsa con ello la sociedad del cuidado.

Se avanza en garantizar los derechos humanos, sexuales, reproductivos, económicos y políticos de todas las mujeres, sin excepción.

Hace apenas unos meses se aprobaron reformas constitucionales para disminuir la brecha salarial por género, bajo el criterio: a trabajo igual, salario igual.

Mientras que en otras latitudes del mundo priva la guerra y hay un revés al respecto a los derechos humanos, en México construimos paz, gobernanza con justicia, desarrollo sustentable con bienestar, humanismo y perspectiva de género.

Claro que aún falta mucho por hacer; tiene que haber más mujeres presidentas municipales. Ahora son el 26% regidoras y síndicas.

Hay que seguir trabajando en favor de las mujeres indígenas, mujeres migrantes, mujeres obreras, mujeres campesinas, mujeres productoras, mujeres buscadoras, mujeres adultas mayores y, claro, por nuestras niñas.

Tenemos que trascender al machismo, la misoginia, la discriminación, el clasismo, hasta que el respeto a nuestros derechos y la igualdad de género se vivan a plenitud.

Las mujeres somos fuertes, lo demostramos al parir, al asumir la manutención del hogar; al escuchar qué le duele a nuestros hermanos, al proveer de nuestro cariño a las familias, al no temer a enfrentar riesgos y a asumir liderazgos.

Por ello, aquí estamos hoy ante el mundo, reivindicando nuestros derechos, reivindicando nuestras causas, reivindicando el orgullo de ser mujeres. Así lo demuestra cada día aquella adulta mayor a la que me he referido, cuando al pasar de los años me dice: “Cómo cambian las cosas, ya hasta me siento libre, hija”.

Muchas gracias.

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